Ensayista, crítico, narrador, antólogo y diplomático. Una de las figuras más emblemáticas de la cultura ecuatoriana del siglo XX. Benjamín Carrión participó de los afanes innovadores de nuestra literatura propiciados por los movimientos de la década del treinta, fue su crítico y hermeneuta, así como su promotor más entusiasta. En 1944 fundó lo que consideraba su mayor obra: la Casa de la Cultura Ecuatoriana que hoy lleva su nombre. En 1968, México le concedió el Premio Único "Benito Juárez", en reconocimiento a su trayectoria intelectual. En 1930, el escritor español Ramón Gómez de la Serna, apuntaba: "Si se pudiera decir de un escritor que tiene figura de crítico, cara de crítico, modales de crítico, modo de andar de crítico, eso se podría decir de Benjamín Carrión. No da un grito, no se excede en las conversaciones: lleva siempre cara de alegría censurada y hay en toda su figura una cosa de lápiz vivo, de punta muy afilada, de mina muy negra y blanda, que va tomando apuntes en los cuadernos interiores."
Nació el 20 de abril de 1897 en la ciudad de Loja (provincia de Loja), llamada por el propio Benjamín Carrión «el último rincón del mundo, pero con un potencial cultural enorme, [...] la tierra más bella de las existentes en la tierra»1, a la que dedicaría sus primeros versos.
Sus padres:
Fueron don Manuel Alejandro Carrión Riofrío, poeta romántico de Ecuatoriales y profesor de Literatura, y doña Filomena Mora Bermeo, lojanos. Fue el último de diez hermanos y a ello se debe su nombre, el de Benjamín.
El 19 de enero de 1922, contrajo matrimonio con su prima, la dama lojana Águeda Eguiguren Riofrío, quien fue la compañera ideal de toda su vida, de cuya unión nacieron dos hijos, Jaime Rodrigo y María Rosa.
Nació en una familia aristocrática en Loja. Fue abogado y ocupó varias funciones en la vida pública, incluyendo los siguientes cargos: Ministro de Educación, legislador, diplomático en diversos países de Europa y América, profesor de la Universidad Central del Ecuador, y periodista. Fundó el periódico El Sol con Alfredo Pareja Diezcanseco. Tuvo ideas políticas socialistas y después comunistas. Fue uno de los fundadores de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE).
MÁS ÍNTIMO DE BENJAMÍN CARRIÓN
¿Cuál era la mayor pasión de Benjamín Carrión?
· Le apasionaba la cultura y soñaba con que salgan grandes artistas de este país. Él pensaba que después de la derrota sufrida por el Ecuador frente al Perú, la gente adquirió un complejo de país pequeño. Por esto, pensó que si el país era pequeño en territorio, debía de ser grande en cultura. Así nació la idea de la Casa de la Cultura
¿Cómo era en la vida familiar?
· Fue un hombre cariñoso, cálido, risueño y generoso. A veces se le fue la mano con la generosidad, porque fueron precisamente las personas que más recibieron las que más lo criticaron. Era muy optimista, tanto que en los peores momentos que atravesaba el país, él siempre pensaba que saldría adelante.
¿Su relación con su esposa e hija?
· Muy buena. Benjamín admiró mucho a las mujeres. Creo que fue el primer feminista del país, a tal punto que dijo: "El Ecuador no ha dado grandes hombres, pero sí grandes mujeres".
¿Qué música le gustaba?
· Le encantaba la música clásica, sobre todo el sonido del piano; pero no le gustaba el violín, decía que parecía los chillidos de un gato. Como le gustaba mucho la música, trajo a Óscar Vargas Romero, el primer director de coros en el país.
¿Tenía algún pasatiempo?
· Era un gran ajedrecista. A donde iba, buscaba un club en el que jugar. Una vez, en Nueva York, jugó una partida con el legendario ajedrecista Boby Fischer, conocido como "Casa Blanca".
¿Alguna anécdota?
· Una vez me dijo que a los 12 años, Eloy Alfaro llamaba a los jóvenes para que se unan a su revolución. Él, sin decir nada en casa, se compró un sombrero de paja y un pañuelo rojo para unirse. Por suerte, un militar se dio cuenta de su edad y lo mandó de vuelta
TRANSCURSO DE SU VIDA
En 1.916 se graduó de Bachiller y viajó a Quito a estudiar en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central, empezó a reunirse con otros jóvenes y en los café de la plaza del Teatro hacían recitar a Ernesto Noboa y Caamaño y a Humberto Fierro, fue electo presidente de la Escuela de Derecho, colaboró en la “Revista de Estudio Jurídicos” y en el diario “El Día” de Ricardo Jaramillo donde trabajó seis años. En 1.918 dirigió “La Revista” denunciando el anquilosamiento de la Universidad ecuatoriana y colaboró en el semanario humorístico “Caricatura”. En 1.919 escribía versos sentimentales como “Romance antiguo” el cuento “Mariana” que nunca publicó, y figuró entre los Directores de la Revista Literaria mensual lojana “Nuevos Perfiles”.
En 1.920 fue designado miembro de la “Sociedad Jurídico Literaria”, estuvo entre los fundadores de la “Federación de Estudiantes del Ecuador” FEUE. y el profesor Humberto Albornoz amplió sus horizontes de lectura prestándole libros de autores españoles recientes. Ese año colaboró en la revista guayaquileña “Juventud Estudiosa” de Teodoro Alvarado Olea.
En 1.922 se graduó de Abogado, regresó a Loja, triunfando en los Juegos Florales y contrajo matrimonio con su prima segunda Agueda Eguiguren Riofrío, de 16 años, a quien había conocido tiempo atrás en una fiesta de Navidad. Tuvieron dos hijos y una vida plena y feliz.
En 1.923 desempeñó la prosecretaría de la Cámara de Diputados. En 1.924 la dirección de la Gaceta Judicial órgano de la Corte Suprema. En 1.925 el Presidente Gonzalo S. Córdoba, muy amigo de su familia, lo envió de Cónsul del Ecuador a El Havre.
En Europa se dio tiempo para estudiar en la “Ecole de Hautes Etudes” de París y asistía a las tertulias de Gabriela Mistral en el hotel de Montpassie; allí nació la idea de fundar la editorial “París América” para publicar libros hispanoamericanos. También visitaba al maestro Miguel de Unamuno y conoció a José Vasconcelos, Francisco García Calderón, Manuel Ugarte, Alfonso Reyes y José María Arguedas entre los hispanoamericanos y a Roman Rolland, Georges Duhamel y Herman Keyserling entre los europeos.
En 1.928 editó en Madrid “Algunas opiniones sobre los creadores de la nueva América” en 18 págs. con prólogo de su amiga Gabriela Mistral donde estudió a Vasconcelos, Manuel Ugarte, Francisco García Calderón y Alcides Arguedas. Este primer ensayo le granjeó el respeto y la simpatía de la crítica.
En 1.929 apareció “El desencanto de Miguel García” novela de costumbres políticas ecuatorianas, en 219 págs. que después juzgó un “pecadillo de juventud”.
En 1.930 frecuentaba las tertulias del café de Madeleine y discutiendo sobre la producción hispanoamericana presentó en Diciembre a Teresa de la Parra, Adolfo Costa Durels, Lascone Tegui, Miguel Angel Asturias, Tonio Salazar, Cesar Vallejo, Carlos Días, al grupo de Guayaquil, recién formado por Gallegos Lara, Gil Gilbert y Aguilera Malta, dándole el espaldarazo consagratorio. A pesar de la pésima impresión y cortedad del libro, Carrión habló de ellos dándole el respaldo crítico que requería el realismo social para imponerse definitivamente, pues Francisco Ferrandis Albors ya lo había presentado como algo excepcional en las páginas de “El Telégrafo” de Guayaquil.
En 1.931 publicó “Mapa de América” en 135 págs. dentro de la misma línea de crítica que iniciara tres años atrás, con estudios de Teresa de la Parra, Pablo Palacios, Jaime Torres Bodet, el vizconde de Lascone Tegui, Carlos Sabat Ercasty y José Carlos Mariategui, pues el crítico anterior había sido Gonzalo Zaldumbide. Con esta nueva obra se consagró “el crítico de su generación y la siguiente”. Este fue el libro que más trabajo le costó y al que más cariño le tuvo.
Ese año pasó al Consulado General en Lima y el Callao y casi enseguida fue ascendido a secretario de la Legación del Ecuador, pero prefirió regresar a Quito tras seis años de ausencia interviniendo activamente en política como miembro del reciente creado partido Socialista, poco después sería nombrado Secretario General de ese partido.
El encargado del poder ejecutivo Dr. Alfredo Baquerizo Moreno lo nombró en Octubre del 31 Ministro de Gobierno, pero Carrión no aceptó en solidaridad con los universitarios apaleados en las calles. Entonces volvió a escribir en “El Día” y empezó a dictar la cátedra de sociología en la Universidad Central.
Tras la descalificación de Bonifaz intervino en los sucesos relacionados con la batalla de los cuatro días, que permitió la subida de Alberto Guerrero Martínez, quien lo designó Ministro de Educación en Septiembre de 1.932. Entonces publicó un Plan de Labores, programa extraordinario que algunos calificaron de utópico. La gente se emocionó ante el milagro que ofrecía el flamante Ministro pero éste no se produjo.
Al ascenso de Martínez Mera en Diciembre de ese año, Carrión volvió a la vida privada. Su gestión ministerial solo había durado tres meses. Mientras tanto al partido Socialista había declarado la oposición al gobierno y en la casa de Carrión, su Secretario General, se organizaba el Congreso del Partido. En tales circunstancias a principios del 33, su amigo el Canciller Dr. Antonio Quevedo le propuso la Embajada en México y aceptó, desencadenado el derrumbe de sus coidearios que en desquite decretaron su expulsión.
Su misión duró dos años, tiempo que aprovechó para escribir y publicar “Atahualpa” en 315 pags. el mejor de sus libros según criterio generalizado, “obra de pasión creadora y biografía de la conquista bellamente escrita” que ha conocido varias ediciones en 1.939 y en 1.970 en el No. 38 de Clásicos Ariel y ha sido traducida al inglés y al francés. Libro que gira alrededor del choque de dos culturas la Española y la Americana.
A su regreso en 1.935 ocupó la cátedra de Literatura en la Escuela Superior de Pedagogía de la Universidad Central, y anunció el nacimiento de un gran pintor, que acababa de ser rechazado del Salón “Mariano Aguilera”, Eduardo Kingman Riofrío. Al año siguiente ejerció la presidencia de la “Sociedad Jurídico Literaria”.
Entonces la editorial Ercilla de Chile le solicitó un volumen antológico que salió a la Luz en 1.937 con el título de “índice de la poesía ecuatoriana contemporánea” en 169 págs. y que causó escándalo nacionalidad porque se burló de la poesía Mariana y de los Poetas cuencanos. El asunto trajo cola y Francisco Ferrandis Albors agregó que Remigio Crespo Toral era un carpintero del verso. Mientras tanto la dictadura del Ing. Federico Paez había iniciado en 1.936 un vuelco a la derecha y comenzó la represión de las izquierdas a escala nacional. Carrión fue encarcelado y sufrió destierro a Ipiales con su esposa y Gonzalo Escudero, hasta que Antonio Quevedo les consiguió el permiso para que pudieran regresar. Después surgió el grupo “Inquietudes Nuevas” con Angel Modesto Paredes y Gonzalo Escudero.
En 1.937 fue designado por el canciller Luis Bossano, de la dictadura de Enríquez Gallo, para Ministro Plenipotenciario en Bogotá y allí permaneció dos años, colaborando en varias publicaciones y tratando a la intelectualidad de ese país.
A fines del 38, enterado de la elección presidencial de Mosquera Narvaéz, regresó a Quito con un mes de permiso. En el interim fue reemplazado por Gonzalo Zaldumbide y entonces Carrión telegrafíó a su familia y se reunieron en Quito. De allí en adelante escribió en diarios y revistas del país y del exterior, dictó su cátedra en la Universidad Central y dirigió “Nuestra España” en 79 pags. homenaje de los poetas y artistas Ecuatorianos a la República española, atacada por el falangismo.
Entre 1.941 y el 43 aparecieron en “El Día” una serie de artículos titulados “Cartas al Ecuador”, al estilo de las escritas por Rocafuerte en 1.843 en Lima. En ellas estudiaba Carrión la problemática del Ecuador y América manifestando que había llegado la hora de indohispania. Esta primera Serie fue editada en 1.943, en 149 pags. como un ensayo de interpretación socio-histórica, en la que Carrión luchó por dar a conocer lo ecuatoriano y sentó las bases de su teoría de la pequeña gran nación por la cultura, a través de la búsqueda de nuestra identidad, en esto, como en muchos otros aspectos de su vida, se motivó a través de una instuición genial. Entonces Arroyo del Río vetó su candidatura al rectorado de la Universidad Central y Carrión escribió “El Pensamiento vivo de Montalvo”, ensayo.
Entre el 43 y el 44 conspiró con Jacinto Jijón, Camilo Ponce, José María Plaza Lasso. Después de la revolución del 28 de mayo de 1.944, gestionó la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, fue su primer presidente y fundó la revista “Letras del Ecuador” que devino en órganos casi oficial de dicha institución. Carrión fue el alma de la Casa, laboraba casi a tiempo completo y sin sueldo, promocionando la plástica, fomentando el teatro, publicando lo mejor de la producción Literaria, invitando a primeras figuras internacionales y fundó el Instituto Ecuatoriano del Folklore. En 1.946 presentó una Memoria sobre la vida y actividades de la Casa, titulándola “Un año de labores”, en 35 pags.
En 1.945 presidió el Instituto, escribió sus ensayos “San Miguel de Unamuno” y “Santa Gabriela Mistral”. En 1.947 fue electo Diputado al Congreso extraordinario y luego miembro del Consejo Ejecutivo de la Unesco con sede en París. En 1.948 pasó de Embajador en Chile pero renunció al año siguiente y a su regreso a Quito el Congreso lo nombró Vocal principal del Consejo de Estado.
En 1.950 fue director general del Diario “El Sol”. En 1.951 apareció “El nuevo Relato ecuatoriano”, crítica y antología en dos tomos, de 408 y 541 págs. respectivamente, del que Rodríguez Castelo ha opinado: “Carrión precisa el sentido y valora el aporte de los hombres del 30 en la línea que fueron más potentes, el relato, pero la voluminosa obra nunca nos da todo lo que acudimos a pedirle lo cual no impide que tenga lugares de crítica agudísima, luminosa, suscitadora, casi profética”.
En 1.952 editó “Puerto Rico, un pueblo manos a la obra” y fue designado Presidente de Honor de “Alianza Democrática Nacional”. En 1.954 apareció “San Miguel de Unamuno”, con selección de ensayos, en 327 págs. defendiendo al gran escritor y maestro español, pero tan inofensiva obrita en 1.957 fue puesta en el índice de los libros prohibidos por el Vaticano, lo que ocasionó la burla de los ecuatorianos cultos.
En 1.955 prologó bellísimamente en 32 págs. la “Historia de Loja y su Provincia” de Pío Jaramillo Alvarado, su antiguo maestro y amigo el más admirado. En 1.956 apareció “Santa Gabriela Mistral” en 339 págs. con nuevos ensayos.
Entre 1.955 y el 56 volvió a la presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Su nombre había alcanzado preeminencia internacional y la Universidad de México lo contrató de profesor de Historia de la Literatura Hispanoamericana, ejerciendo dicha cátedra entre 1.956 y el 58 que por la rotura de una pierna en accidente, regresó a operarse en Quito. Entonces apareció en la revista política “La Calle” sus “Nuevas Cartas al Ecuador” que recogió en un volumen de 202 págs.
En 1.959 editó “García Moreno, el santo del patíbulo” en 746 págs. libro extraordinario por el enfoque psicológico del personaje, que la pudibundez de la seudo critica ha calificado de mediocre, sin darse cuenta que es el estudio de toda una época. Ese año fue condecorado “Al mérito Docente” por la Universidad Central, por cumplir 25 años de labores.
En 1.960 fue candidatizado por los estudiantes de país para Vicepresidente de la república en binomio con el Dr. Antonio Parra Velasco, ex rector de la Universidad de Guayaquil, y aunque la campaña fue muy irregular, Carrión se separó de ella un mes antes con una fracción del socialismo y la CFP. retiró su apoyo a última hora y el resultado de las votaciones arrojó un triunfo para Velasco Ibarra, el slogan “Parra - Carrión, revolución”, aún se recuerda con patriótica emoción no exenta de una sutil melancolía. En esa oportunidad Carrión esgrimió la idea de la segunda independencia.
En 1.961 salió en Buenos Aires “El Pensamiento vivo de Montalvo”. En 1.963 la estulta dictadura de Castro Jijón lo encarceló varios días en el Panóptico, de donde partió a dictar su cátedra en la Universidad de México. Entonces publicó “Porque Jesús no vuelve” en 396 págs. El 64 asistió en Génova a una invitación del Padre Angel Arpa, director del “Columbianum Institución Cultural para América Latina”, presidió la II comisión, la ideológica. El 65 firmó el Acta de constitución de la “Comunidad Latinoamericana de Escritores” con sede en México.
En 1.966 defendió a su amigo el crítico y novelista G. Humberto Mata en su ensayo titulado: “El Comprendedor y Montalvo”, sobre dicho escritor. Ese año volvió a la presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En 1.967 fue electo presidente del Tribunal Supremo Electoral, pero a las pocas semanas un corrupto entente político de los conservadores lo depuso del cargo. Por esos días apareció su obra de relatos titulada “El cuento de la Patria”, escrita para formar el criterio de la juventud ecuatoriana, en 236 págs. Durante la presidencia de Otto Arosemena Gómez, la Casa de la Cultura y Carrión le ofrecieron un banquete del que salió la Embajada en México para Carrión, quien viajó a ese país bajo las severas protestas de sus codearios comunistas, especialmente Manuel Agustín Aguirre, que no aceptaba ninguna clase de entendimientos.
En 1.968 México le otorgó el premio “Benito Juárez”. En 1.970 presidió el Jurado del premio “Rómulo Gallegos” y dio a la luz “Raíz y camino de nuestra cultura”•con 8 ensayos de gran claridad mental, en 133 págs. el 71 presidió el V Consejo de Honor Editorial de la Biblioteca “Clásicos Ariel”.
En 1.975 se creó en el Ecuador el premio de cultura “Eugenio Espejo” para serle conferido a Carrión. En 1.977 editó “Plan del Ecuador” en el No. 45 de la Colección Letras del Ecuador, con sugestivos ensayos culturales.
En 1.978 fue designado Presidente del Tribunal Supremo Electoral, cargo clave en el Plan de Retorno Constitucional ideado por la dictadura de los triunviros, que poco después iniciaron una maquiavélica política para prolongarse en el gobierno. Carrión renunció a sus funciones alegando avanzada edad y mala salud. Tenía 81 años y venía sufriendo hacía 4 ó 5 años de pequeñas hemorragias por la orina. El Ministro de Gobierno Gen. Bolívar Jarrín Cahueñas, le pidió que continuara pero se negó.
En los siguientes meses fue agravandose e internado en la Clínica Pasteur falleció tranquilamente y de cáncer a la vejiga, sin perder la conciencia ni conocer de su enfermedad, el 9 de marzo de 1.979. Su sepelio demostró cuanto lo quería el país.
Escribía a mano en cuadernos de cubierta rígida y le gustaba hacerlo en el campo, luego le fue ganando la civilización y lo hacía a máquina. Una secretaria le transcribía todo después, pero lo primero en su vida era conversar con cualquier persona que estuviera cerca de él, sin que le importara el nivel cultural o la edad.
Maestro cuya “magnanimidad llegaba a exceso en lo referente a estimular las nuevas vocaciones. De conversación erudita y fina, sin petulancia ni insolencia, respetuoso e inacabable, sabía de libros y en hechos”.
Tuvo una memoria privilegiada y no se le escapaba el menor detalle. “No fue amigo de los norteamericanos pero respetaba a sus escritores considerándoles superiores a los europeos”. Su tendencia, la marxista-leninista.
Su palabra era buscada por los más representativos organismos culturales y educativos de los Estados Unidos, Europa e Hispanoamérica.
“Vida dedicada por completo al cultivo de la Inteligencia”, generoso, amplio y sin egoísmo, más de una vez pidió que sobre su sepultura se escribiera “Aquí yace un hombre bueno”; en síntesis, un gran ecuatoriano, de los mejores de este siglo.
Después de su muerte se editó “El Libro de los Prólogos” con 23 de ellos que su viuda y su nieto Andrés encontraron entre sus papeles bajo el título de “Los prólogos que he preferido”. En 1.981 apareció “América dada al Diablo”, cuyos originales sacó en limpio en Caracas la escritora Alba Luz Mora, cumpliendo un gratísimo encargo del autor. Las “Obras Completas” han comenzado a aparecer en un tomo papel Biblia, en 610 págs.
Para el Ecuador del siglo XX Carrión ha sido el gran sus citador, el gran promotor, mezcla de vigía cultural y espiritual y a pesar que Hernán Rodríguez Castelo, Michael Haudelsman, Fernando Tinajero y Alejandro Moreano han estudiado su pensamiento, aún sigue siendo casi un desconocido entre nosotros porque las nuevas generaciones no le recuerdan aunque amó mucho al Ecuador. Jorge Enrique Adoum le ha cantado así “El hizo más grande nuestra patria la llevaba orgulloso como una flor en el ojal a donde iba y de donde iba volvía dejando amigos que la querían por contagio… Luchó por una América unida y por un gigantesco movimiento de masas para cambiar el presente
tomada del libro de literatura ecuatoriana y española